¿Seguimos hablando de la conexión entre Argentina y el morro de Salgueiro a través de argentinos?
Hoy vamos a empezar a hablar de Luis Agudo, quien nos cuenta cómo llegó al morro de Salgueiro, sus amistades en Rio, sus vivencias y, sobre todo, su amor por esas personas.
Nació el 21 de marzo de 1940 en la ciudad de La Plata. Trabajó, esencialmente, de baterista.
Primera parte de una entrevista
telefónica. Hoy Luis vive en Italia.
Luis: Me quedé con hermosos recuerdos. Tengo contacto telefónico con algunas personas, mis amigos no están más, ya partieron… hablo con sus hijos.
En los años 60, año 64
más específicamente cuando tenía 24 años, me enteré que, en lo que era el
comedor universitario de la ciudad de La Plata, se organizaban bailes de
carnaval y venían componentes de la escuela de samba Salgueiro. Llegué a
averiguar quién los traía. Era un profesor de história llamado Roberto Vacaro,
Vitin Vacaro. Fui a hablar con él y me dijo- Llegan tal día. Venían en micro y
se hospedaban en un hotel.
Yo me paré en la puerta
del hotel. Al primero que baja del micro lo conocía, sin nunca haberlo visto.
Corrí a mi casa y agarré una foto de la revista Manchete. Era Jorge do Pandeiro, Jorge Hidinio Bittencourt o
Jorge da Mangueira. Era considerado el
mejor pandeirista en esa época. Era el
único que no era de Salgueiro. Cuando llegaron, pude hablar con él. Más tarde,
Jorge le pide a Vitin que yo toque con ellos y empezó una gran amistad.
Jorge vivía con su mamá
en una casita en Mangueira que, después de un temporal, quedó destruída. Tenían
unos parientes en Magalhães Bastos que les cedieron un lugar para quedarse
(donde estuve algunos de los primeros días en Rio).
Jorge se enfermó, tenía
una enfermedad grave del corazón. Terminó el período de carnaval, vendí todo lo
que tenía (inclusive mi batería) y me fui a Rio a cuidar de Jorge. Lo tenían que
operar y, lamentablemente, fallece durante la operación. Yo me quedé a la deriva
en Rio. Estuve hospedado en la casa de una de las enfermeras de Jorge durante
unos días.
MS: ¿Y cómo llegaste al
morro de Salgueiro?
Luis: Gracias a fotos que
habíamos sacado en La Plata. En la base del morro, había un bar, el bar de
Batista. Era como un filtro, había que pasar a la fuerza por ahí. Y mostrando
esas fotos, se acercó un muchacho con una canasta de pescado en la cabeza y me
ofreció llevarme a la casa de uno de los que aparecía en la foto. De una ventana se asoma una chica,
era Georgette, hija de Iracy Serra, que también había venido a Argentina y me
llevó a su casa. Su mamá, Dona Fia, se transformó en mi mamá (se emociona).
Cuando llega el marido, Iracy Serra, me pregunta: Bueno, ¿ahora donde vivís?
Luis: No sé.
Iracy Serra: Entonces
vivis acá.
Luis: Ahí me quedé dos
años. Fue el período más rico de mi vida. A veces, no tenía ni para pagar una
cerveza. Lo que yo recibí ahí fue muy grande. El espíritu humano al desnudo.
Todos los días era aprender. Tuve suerte donde fui a parar. Dona Fia me protegía.
En esa casa, todos eran un poco líderes. Me fueron presentando sectores de la
comunidad.
A la noche tocaba batería
en algunos locales de Copacabana acompañando a una pianista, pasaba discos en
un restaurant francés o trabajaba de mozo.
Después se me ocurrió
armar una escuelita para alfabetizar, quería retribuir de alguna forma todo lo
que me brindaban. Algunos de esos chicos siguen en contacto conmigo. Uno de los
hijos de Djalma Sabía, Luiz, participaba. Tengo un vínculo muy fuerte con él y
su familia. Tesoros humanos, de esos que no hay más.
Luis terminó esta parte de la entrevista usando una frase de El Principito, el alma puede ver donde no ven los ojos. Agradecido y emocionado.
(nota de la autora:
Hablé con Onesio Meireles, baluarte de la verde y rosa, quien me contó sobre
Jorge do Pandeiro, confirmando que era de la época de 1960, contemporáneo de
Carlinhos do Pandeiro, Pimpolho, Mussum. Jorge
era un gran pandeirista, malabarista y tocaba mucho solo que no vivía en Mangueira,
llegó de afuera y se estableció en el morro)
Foto: Luis Agudo en el Morro de Salgueiro, junto a uno de los hijos de Djalma Sabiá, década del 60. Colección de Rodolfo Lafuente.
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